Leyendas Urbanas ¡Argentinas!

¿QUIEN NO ESCUCHÓ ALGUNA VEZ UNA LEYENDA URBANA?
La Dama de Negro
En San Gregorio, localidad cercana a Venado Tuerto, Provincia de Santa Fe, sus pobladores relatan que una mañana de cerrada llovizna, un abastecedor del frigorífico Maru de Rufino encontró en la ruta 14 a una mujer vestida de negro que hacía el tradicional gesto de autostop.La llevó hasta la ciudad y cuando la dama se bajó, tras agradecerle por haberla acercado hasta escasa media cuadra de su casa, le dijo su nombre: Nancy Núñez. Poco después, el hombre se enteró de que Nancy Núñez había fallecido un año y medio atrás en un extraño accidente, cuando la avioneta que piloteaba su marido había perdido una de sus ruedas impactando en el auto que ella conducía, lo que le había causado la muerte instantáneamente.El sorprendido abastecedor descubrió también que el lugar en donde había parado para levantar a la mujer, entre Cristophersen y San Gregorio, era exactamente el sitio donde había ocurrido la tragedia que poco antes había conmocionado a la localidad. Otros testimonios dan cuenta de la misma aparición, en la misma ruta, a la altura del lugar del accidente.
El Perro Extraño
Cuentan en el barrio de La Boca, en la ciudad de Buenos Aires, que
hace muchísimos años dos ancianos encontraron un perro abandonado.
Sintieron lástima por el animalito que, pese a su aspecto extraño, los
miraba con ojos de mucha ternura. Le dieron de comer y lo asearon,
incorporándolo a la vida familiar.Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron
al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no
pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos
amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina
sino una enorme rata.
El Vampiro de Flores
Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos. Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la trouppe circense.
Pero el mito, apenas comienza aquí. El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio. El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente. Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúnte.
Los Fantasmas del Subte
Varias historias circulan en torno a los subterráneos de la ciudad
de Buenos Aires, que tienen como escenario principal las estaciones de
la línea A, la primera de la red inaugurada en 1913, que actualmente une
Plaza de Mayo con Primera Junta.Una de ellas cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz
Peña concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos
a un hombre degollado sobre un charco de sangre. De inmediato el
atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la
estación, quien acudió rápidamente a inspeccionar el lugar, encontrando
el sitio en perfectas condiciones y sin ningún rastro de violencia. El
veredicto fue unánime: se trataba de una alucinación.Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el
protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos
fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el
baño de esa estación.Otra historia de aparecidos tiene como escenario el tramo
comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura
central esta vez es una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los
dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido
abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría
salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías
del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del
casamiento se realizó pero al tratarse de una unión concertada por los
padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la
iglesia antes de contrariar su propia voluntad.
El próximo sos vos (Prov. de Buenos Aires)
Aquella noche todo fue muy extraño. Estábamos en un descampado cerca
de mi barrio. Hicimos una fogata y nos sentamos alrededor del fuego a
charlar, cuando Marcelo nos propuso jugar al juego de la copa. Yo tenía
un poco de miedo por todo lo que había escuchado sobre ella, pero,
pensándolo fríamente, ¿por qué voy a tener miedo es solo un juego?Al final nos decidimos. Pusimos el tablero y todo, y empezamos a
preguntar cosas. Sorprendentemente la copa se fue moviendo, y yo me
quedé sin aliento. ¡Era increíble!De repente, la copa explotó. Aquello fue demasiado. Decidimos que ya
era hora de que cada uno volviera a su casa. Aquella noche me desperté
varias veces porque encontraba la luz del baño encendida.A la mañana siguiente le pregunté a mis viejos si ellos habían
estado yendo al baño por la noche. Me contestaron que no. Pasé por alto
ese incidente y no quise darle más importancia.De camino al instituto pasé por delante de un banco donde había un
hombre sentado. Cuando avancé un poco más noté que ese mismo hombre me
seguía. Iba vestido con gabardina negra y sombrero oscuro. No me daba
buenas vibraciones, así que aceleré el paso. Él también lo hizo. Para no
parecer paranoico opté por otra estrategia: me paré en seco, como si me
fuera a atar los cordones de los zapatos, para ver qué hacía él...... Se me acercó al oído, y en un susurro me dijo: no juegues con fantasmas cuando no sabes qué son.Me quedé de piedra. En cuanto pude, llamé a todos con los que estuve
aquella noche y se lo conté. Quedamos otra vez en el descampado.
Ninguno de nosotros habló porque no había nada que decir: habíamos
jugado con fuego y nos habíamos quemado.De repente, un hombre emergió de la sombra. Llevaba un instrumento
afilado en la mano. Se dirigía hacia nosotros. Salimos corriendo. Cada
uno a su casa. Pero a Marcelo y a Silvia no los vimos más.Ahora, cuando miro sus fotos, siento como si me sonrieran y me dijeran: el próximo sos vos.
La Dama de la Vela
Cuentan los habitantes de la ciudad de Corrientes que en el edificio de la Escuela Normal "Juan Pujol", una antigua construcción señorial, suele verse por las noches a una bella joven, hermosamente vestida con un largo traje de encaje blanco y una capa de pana roja, recorriendo los pisos y escaleras de mármol con una vela encendida en la mano. Ante las primeras luces del alba, la misteriosa criatura se desvanece.